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28 de junio de 2007

Cultivo de Cerebro

Profesor de ingeniería Biomedica de la Universidad de Florida ha "cultivado" un cerebro vivo que puede manejar un avión simulado, dando a los científicos una nueva forma de observar cómo las células cerebrales funcionan como red.

El "cerebro" consiste en una colección de 25.000 neuronas vivas que fueron extraidas del cerebro de un ratón y cultivadas dentro de un plato de Petri. Nada más ser extraídas y colocadas en el cultivo, las células comenzaron rápidamente a desarrollar conexiones entre ellas. Esta red neuronal viva se comunica con el exterior a través de 60 electrodos ubicados en el inferior del recipiente, interactuando con un simulador de un F-22 instalado en un ordenador de escritorio normal. El experimento permite a los científicos tener una visión única de cómo funciona el cerebro en tiempo real, a un nivel de complejidad manejable.

Se espera que este tipo de observaciones permitan a los cientificos entender qué es lo que causa los transtornos neurológicos tales como la epilepisa, y desarrollar sistemas no invasivos para su tratamiento.
Como ordenadores vivientes además, en el futuro sistemas similares podrían ser utilizados para pilotar aviones no tripulados o manejar tareas demasiado peligrosas para un ser humano, como por ejemplo misiones de búsqueda y rescate o tareas de evaluación de daños tras explosiones.

"Estamos interesados en cómo los cerebros computan", indicó Thomas DeMarse - el profesor de ingeniería biomédica de la Universidad de Florida que diseñó el estudio. "Si piensas acerca del cerebro, los procesos de aprendizaje y la memoria - yo puedo hacer preguntas acerca de lo que hacías a los 5 años de edad y tú puedes extraer información acerca de esto. Esto es una tremenda capacidad de memorización. De hecho, todos hacemos tareas muy sencillas que pensamos que un ordenador sería fácilmente capaz de hacer, pero en realidad no es así". "Mientras que los ordenadores son muy rápidos a la hora de procesar algunos tipos de información, no se pueden aproximar a la flexibilidad del cerebro humano", señala DeMarse. "En concreto, los cerebros pueden hacer ciertos cálculos con relativa facilidad, como por ejemplo reconocer una pieza de mobiliario desconocida sin problemas - algo que es tremendamente dificil para un ordenador." "Si pudiésemos extraer las reglas de funcionamiento de las redes neuronales reales, podríamos aplicarlas para crear nuevas formas de computación".

Cuando DeMarse colocó las neuronas en el plato, inicialmente tenían el aspecto de pequeños granos de arena dispersados en agua. Sin embargo, las neuronas individuales rápidamente comenzaron a extender líneas microscópicas entre sí, haciendo conexiones que representan procesos neuronales.


Para controlar el simulador, las neuronas primero reciben información del ordenador acerca de las condiciones de vuelo - si el avión está volando derecho o si está inclinado a la izquierda o a la derecha. Posteriormente las neuronas analizan los datos y responen creando señales que son enviadas a los controles del avión. Estas señales alteran el rumbo del avión y causan que nueva información sea enviada a las neuronas, provocando un ciclo de realimentación. La red neuronal poco a poco aprende a dominar el avión y en la fase estable del experimento, es capaz de controlarlo tanto en condiciones de cielo despejado como en situaciones de turbulencias y tormentas.

7 de junio de 2007

Los biomateriales como la última generación para la sustitución de tejidos

En el pasado los biomateriales fueron materiales farmacológicamente inertes, utilizados para ser incorporados o implantados dentro de un sistema vivo para reemplazar o restaurar alguna función permaneciendo en contacto permanente o intermitente con fluidos corporales. Es inmediato que debido a la finalidad de su utilización los principales problemas de los biomateriales guardan relación con su biocompatibilidad, propiedades mecánicas y adaptabilidad. Los progresos actuales en la ciencia de los materiales están posibilitando la mejora de las utilizaciones clásicas de los biomateriales así como el diseño de nuevas y prometedoras aplicaciones. En general, se podrían señalar tres situaciones diferentes: el pasado, con el énfasis en la eliminación de tejidos; el presente, con el objetivo principal de la sustitución de tejidos; y el futuro, con el fascinante tema de la regeneración de tejidos.

Como las posibilidades son demasiado variadas, vamos a comentar solo unos casos particulares, con mayores posibilidades futuras. Con el propósito de ser utilizados para reemplazamiento directos de tejidos o para ingeniería y modificación de tejidos se están desarrollando materiales compuestos de unidades o bloques de materiales derivados de sustancias biológicamente naturales, incluyendo a los componentes de matriz extracelular (CME) que sirven para modelar y facilitar el funcionamiento de los tejidos. Los CME constituyen una mezcla compleja de proteínas, glicoproteínas y proteoglicanos. La utilización de CME naturales presenta problemas como la falta de homogeneidad de una preparación respecto a otra, variación de propiedades y posibilidades de transmisión de enfermedades, sobre todo víricas.

Actualmente, usando la tecnología del ADN recombinante, se pueden crear ya análogos artificiales de los CME. Otra posibilidad será la del diseño y expresión de genes artificiales que conduzcan a la producción de proteínas ECM artificiales con propiedades mecánicas a la carta y con funciones adecuadas a su utilización.

Ya existen resultados prometedores en el caso de la obtención de unidades polipeptídicas repetidas, producidas en sistemas bacterianos, que posteriormente por medios químicos o de radiación se preparan para ser usados como elastinas.

Otra aproximación diferente ha sido la del uso de hidrogeles especiales de polisacáridos conteniendo ciertas moléculas de adhesión que sirven de molde para encapsular células utilizadas con resultados prometedores para ser implantadas en tejido óseo y conseguir su crecimiento. Resulta muy atractivo también el uso de estos geles encapsuladores para suministrar células troncales o madres específicas en lugares donde sea precisa una regeneración tisular.

Es posible en el presente crear novedades de materiales a partir de diversas moléculas con la particularidad de que el material utilizado sea capaz de presentar una forma física a una determinada temperatura y otra forma totalmente diferente a otra temperatura. Por otra parte, el desarrollo de la cirugía mínimamente invasora hace posible realizar cada vez más número de intervenciones laparoscópicas. Combinando ambos hechos aparece la posibilidad de sustituir importantes intervenciones quirúrgicas acompañadas de la implantación de dispositivos más o menos voluminosos por otras actuaciones menores realizadas laparoscópicamente en las que el implante a la temperatura de conservación tenga una forma, por ejemplo, alargada de poco diámetro, sin problemas de introducción, pero que una vez colocado en su lugar, al cambiar la temperatura adquiera la forma adecuada permanente definitiva.

En este momento se están investigando diversas aplicaciones con variaciones de esa idea, incluyendo stents y otros pequeños dispositivos. Otra variante es la de los materiales que son líquidos usualmente pero se endurecen con un cambio de temperatura o con un estímulo como la luz. Ello permitirá inyectar en un lugar determinado, con una aguja, la sustancia que posteriormente se solidificará facilitando el implante. Asimismo se están desarrollando geles que responden a diversos estímulos como temperatura, pH o moléculas como glucosa. En el caso de la diabetes de tipo I se persigue que un gel de este tipo contenga suficiente insulina que solo será liberada cuando la concentración plasmática de glucosa rebase un valor límite.
En conclusión, una parte interesante del futuro de la Medicina descansa en el desarrollo de los nuevos biomateriales y en los avances de las nuevas técnicas de la Biología Molecular.